Ilíada XVI: Formas y signos del destino

Einar Goyo Ponte La Ilíada es también una inquisitiva exploración de los meandros, máscaras, derivaciones, espirales en las cuales se manifiesta esa realización de la vida humana que los griegos daban en llamar destino. Hemos estado señalando cómo, desde hace varios cantos, el nombre de Patroclo se ha convertido en el nervio del designio de Zeus. Es el dios quien lo ha marcado como el pasaje a través del cual éste se realizará. Aquiles y Héctor son sus extremos, pero Patroclo es el centro del proceso. Una suerte de bisagra fatal. El canto XVI, el que narra la Aristeia de Patroclo, es además una inquietante descripción de los procesos tortuosos e inesperados que tiene el destino de alcanzar su cumplimiento. El primer signo es el llanto de Patroclo ante Aquiles, al conmoverlo sella su participación en la guerra y activa el designio vislumbrado por Zeus. El segundo es el plan confeccionado por el propio Aquiles, quien aún se niega a volver al combate, y aún espera ver humillado ...