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Mostrando entradas de enero, 2019

Ilíada IV: Cuatro cuartos de guerra

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Einar Goyo Ponte No es para nada original la afirmación hecha en la lectura colectiva #Homero2019 de que se perciben cuatro grandes segmentos en Ilíada ,IV: ya Alfonso Reyes (FCE, 1968) en su hermosa traducción y trabajo sobre el poema homérico lo destacaba en el pórtico de su versión de esta cuarta rapsodia. En su honor utilizaremos los subtítulos que el humanista mexicano diese a cada uno en ese momento.             I. Entre los dioses: Es muy breve, pero tremendamente crucial, como siempre en Homero, cada vez que debe narrar la intervención de los dioses. Esta tiene unas características trascendentales, pero ásperas para cualquier narrador, más aún para uno (si es que admitimos la especie de que Homero es un ente singular, pero incluso desde la concepción plural, es válida pues en el período de tiempo en el que se inscribe la creación y fijación de los poemas homéricos, no hay radicales cambios en la concepción de lo religioso en el mundo griego) que estaba inmerso en una c

Ilíada III: El grito y la niebla

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Einar Goyo Ponte Los gritos y la niebla son el núcleo de las potentes imágenes con las cuales Homero construye los dos símiles con los que arranca la tercera rapsodia de la Ilíada . Y extrañamente, a medida que vamos avanzando en ella, las dos imágenes, lejos de difuminarse, en la lejanía de las acciones de este breve canto, van persistiendo como si fuesen un proteico leitmotiv que sostiene todo el episodio, por lo demás múltiple, pues cambia velozmente de espacio y de punto de vista narrativo. El grito de las grullas identifica el ruido del ejército troyano, amenazante contra el aqueo. La niebla, densa, oscura, procelosa, es la imagen que indicará el avance griego. El grito: Paris Alejandro, con piel de leopardo, en primera fila troyana desafía a los argivos. La niebla: Menelao, esposo ofendido, como “león hambriento” ve la oportunidad de vengar la oprobiosa afrenta y salta, armado, de su carro de guerra a aceptar el reto del bello troyano. El grito: Paris al verlo, camb

Ilíada II: El canto innumerable

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Einar Goyo Ponte Contamos muchas cosas en Ilíada ,II: las primeras de ellas vienen de lo intangible y tienen la apariencia de lo antagónico. Son ellas el insomnio de Zeus, que ha pasado la noche meditando como complacer a Tetis en su ruego de venganza a favor de su hijo, mientras Hera duerme plácidamente a su lado. Es notable como la dimensión humana del tiempo abarca también a los inmortales. La misma noche que suspende y hace reposar el cuerpo de los hombres, adormece a los olímpicos. El ciclo alternativo de día y noche es sobre humano, pero también sobre divino, y al parecer no pueden ellos violentarlo. De ese insomnio del Crónida surge la idea de enviar a Hipno, el “pernicioso sueño” a Agamenón, quien, suerte de reflejo terrestre del más poderoso de los dioses, descansa en su campamento, desde el cual comanda a las vastas tropas de aqueos que lo han acompañado en su intento de derrumbar las murallas de Troya. Hipno, en el mito, es hijo de la noche y hermano gemelo de la

Ilíada I: Más (que) de una rabieta

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Einar Goyo Ponte Al parecer hemos leído un poco erróneamente la rapsodia que inaugura, no sólo el primer poema homérico, sino a la literatura entera de Occidente. En la escuela nos enseñan que la Ilíada comienza con la cólera de Aquiles, pero mientras leemos con mediana atención este canto auroral de la épica griega vamos percibiendo dos cosas: la primera es que la del hijo de Tetis y Peleo no es la única cólera del episodio, y la segunda, no menos importante, es que la “cólera” no es tal, sino que tiene otros nombres y formas. “ Mênis ” es el término griego escrito por Homero, de él nos dice Pietro Citati en su Ulises y la Odisea, el pensamiento iridiscente (2008), que es “la primera palabra de la Ilíada y de la literatura occidental”: es una palabra tabú, sigue Citati, pues ni humanos ni inmortales pueden hablar de ella, aun cuando le sea propia. “Esta cólera (sic) no tiene nada en común con la rabia, los rencores y las furias que distinguen a los seres humanos; es una p