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Mostrando entradas de febrero, 2019

Ilíada VIII: El reino de la Noche

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Einar Goyo Ponte Zeus es el centro de la Octava Rapsodia de la Ilíada . En los primeros versos reúne a los dioses en el Olimpo y les prohíbe, bajo tremenda amenaza, la intervención en la guerra, ni en uno ni otro sentido. Proclama e inventa para la historia, de paso, la hoy tan discutida política de no injerencia.             Y de la misma manera que en la historia, la declaración del Cronida oculta un verdadero interés inconfesable. El cumplimiento de la palabra empeñada a Tetis en Ilíada, I . Los todopoderosos no pueden resistirse a aquello a lo que su ilimitable poder los conmina: satisfacer a todos aquellos que con lisonjas o reclamo de deudas antiguas les hacen solicitud de algo. Un superpoder conlleva siempre una super responsabilidad, nos enseñó el Hombre Araña: lo mismo ha ocurrido con los Dioses paternos y omnímodos. Su infinita potencia no les evita meterse en formidables problemas, de los cuales, para salir, siempre es el hombre mortal el expediente destinado a sacrif

Ilíada VII: Simetría homérica

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Einar Goyo Ponte Todo es dual y pendulante en la séptima rapsodia de la Ilíada. Héctor y Paris reapareciendo, para beneplácito de sus tropas. Homero no nos aclara si por alivio o por simpatía, aunque el bello símil con el viento enviado a los remeros cansados, parezca aludir a lo primero. Enseguida irrumpe la segunda díada trascendental del canto. Atenea, atajada en su vuelo hacia el bando aqueo, por Apolo, que está del lado de los de Ilión. Pero, extrañamente, no hay combate entre ellos, sino, por el contrario, un intento de tregua, para que ambas partes repongan sus fuerzas, quizás en la búsqueda de que el hado opere de un modo más justo, cosa, hasta el momento, excepcional en el poema. Lo que deciden inicia el pendular de la narración. De la órbita divina pasamos a la humana, cuando Héctor, siguiendo el consejo de Heleno, propone a los aqueos la escogencia de un guerrero suyo para que combata con él, cuerpo a cuerpo, con un acuerdo caballeroso que permita la captura de las

Ilíada VI: Las mujeres de Troya

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Einar Goyo Ponte El intercambio inextricable En sus primeros versos,   la sexta rapsodia de la Ilíada parece una continuación de la morosa y unipersonal por turnos descripción de la batalla: Diomedes, en la prolongación de su Aristeia, sigue sembrando cadáveres por el campo. Lo imitan Euríalo, Polipetes, Odiseo, Antíloco Nestórida, Agamenón, Menelao, quien está a punto de ganarse nuestra incondicional simpatía, al iniciar el gesto de perdonarle la vida a Adrasto, quien en una nueva muestra de la endeble virilidad de los troyanos, se abraza a sus rodillas y pide que no lo mate, pero Agamenón, implacable, lo conmina a que deseche la buena voluntad, y al final vemos al esposo de Helena, apartarlo de su lado para que el comandante de los aqueos pueda alancearlo ferozmente. Pero ya en el hexámetro 72, el canto va alcanzando una autonomía muy peculiar. El próximo episodio vuelve a poner en entredicho la entereza de carácter de los de Ilión. Heleno Priámida aconseja, convencido de

Ilíada V: El influjo de Atenea

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Einar Goyo Ponte El Canto V de la Ilíada comienza con Atenea y su influjo sobre un héroe: Diomedes. La espectacular metáfora de luz (que parece referir más a lo solar que a lo estelar) con la que éste surge marca buena parte de esta rapsodia. Diomedes avanza acicateado por la diosa, como un torrente hinchado, en la traducción de la metáfora que hace Segalá y Estalella, pero en 124, la diosa le otorga un don: le disipa la niebla de los ojos humanos y le permite ver a los dioses invisibles y distinguirlos de los hombres, así podrá desoir sus tentaciones. Le advierte no combatir con los inmortales, pero sí Afrodita interviene en la lid, le ordena herirla. En su libro clásico Paideia , Werner Jaeger nos describe la estrecha relación que existe entre diké e hybris . La diké es la justicia otorgada y recibida, ejercida y sufrida, el verdugo y el condenado, el reparador y el reparado. Esa dinámica del concepto, ese movimiento bidireccional sugiere que también se irradia a la fal